sábado, 25 de julio de 2009

Proyecto Situación de Calle

'Ahora que ustedes se van, me va a doler el corazón'

Texto original Publicado en http://www.fosis.cl/opensite_det_20090723153553.aspx


El proyecto “Integración social para personas en situación de calle en Talcahuano” generó un espacio de comprensión y acogida para 40 hombres y mujeres que por años han vivido en la calle. Durante la ceremonia de firma de actas de compromiso, los participantes expresaron sus sentimientos.

Talcahuano, julio de 2009.- El proyecto “Integración social para personas en situación de calle en Talcahuano” generó un espacio de comprensión y acogida para 40 hombres y mujeres que por años han vivido en la calle. Durante la ceremonia de firma de actas de compromiso, los participantes expresaron sus sentimientos.


A veces cruzamos al otro lado de la calle para no toparnos con ellos. Nos piden una monedita para pasar la noche en el Hogar de Cristo. Otras veces hablan solos o se ponen violentos. Se desplazan por la ciudad con unas bolsas cuyo contenido sólo podemos adivinar. La mayoría de las veces preferimos no hablarles. Las personas en situación de calle han optado por una vida fuera de las normas sociales, sin vínculos, sin ataduras y con las consecuencias que ello trae. Por años, deciden vivir en la calle, con una aparente libertad, la que puede costarles muy cara.


Firmando un compromiso, volviendo a ser ciudadanos

A medida que el país ha avanzado en las políticas sociales dirigidas a familias, niños, niñas y adultos mayores más vulnerables, ha sido posible concretar acciones dirigidas a las personas en situación de calle, acciones que van más allá de la caridad y la urgencia cotidiana.

Es la ceremonia de firma de actas del proyecto, en la sede de la Cruz Roja de Talcahuano. Es una ceremonia ciudadana en la que el FOSIS, la Corporación Sedej, como institución ejecutora y los asistentes firman un compromiso, se responsabilizan por sus acciones.

Se cuenta alrededor de 40 personas, incluyendo a Jesús, el bebé de un año y dos meses, hijo de Zenón Flores y Sandra Urrutia, quienes participan del proyecto.

Patricia García, asistente social de Sedej y líder del equipo, explica el sentido de esta actividad. Los asistentes escuchan respetuosos y luego expresan, con un cariño evidente, sus opiniones. Zenón Flores señala: “Yo he tratado de solucionar mis problemas que he tenido. Y he salido de esa situación de vida que tenía antes del proyecto. Yo pasé 3 meses durmiendo en la urgencia del hospital. Ahora tengo un techo y puedo estar con mi hijo. Les agradezco de todo corazón todo lo que han hecho. Con los que estamos acá, ahora somos como hermanos”.

Patricia responde: “Nosotros estamos muy agradecidos de ustedes por su compromiso y hemos intentado hacer lo mejor posible”. Y desde el fondo de la sala, don Alejandro Lucero con una sonrisa y una fuerte voz la interrumpe: “No lo intentó: lo hizo”. Juan Soto pide la palabra para declarar: “Somos todos felices por todo el cariño que nos han dado, todos los amigos que están acá. Yo doy las gracias infinitamente”.

Con la misma transparencia, Erwin Luengo pide la palabra para decir: “¿Y hasta cuándo va a durar esta maravilla?” Aunque sabe la respuesta, Erwin pregunta igual. Sabe que el proyecto está pronto a finalizar, pero el beneficio ha sido demasiado valioso para él como para conformarse: ha podido acceder a sus lentes y contar con un alojamiento, servicio que se prolongará hasta septiembre, esto gracias a la coordinación con el municipio.

Don Erwin destaca que los profesionales del proyecto han sido humanitarios y han tenido mucha paciencia. Afirma: “Porque hay que tener mucha paciencia con nosotros, y yo me incluyo, porque llegamos con la influencia del alcohol. Hay veces que me levanto y no hallo qué hacer, y si tengo unas monedas, me paso a la picá y ahí viene esa mala costumbre”. Cuando Erwin Luengo pasa a firmar su acta, se le elogian sus lentes nuevos. Pero Erwin responde, muy acertadamente: “¿Cómo nuevos? ¡Si son los únicos que he tenido!” Su lógica es impecable. La anécdota de Erwin se relaciona con la inversión hecha para cada persona. El proyecto contempló $90.000 para cada quien y cada uno eligió lo que le resultaba más útil. Los bienes adquiridos fueron diversos: parkas o pantalones para soportar el frío del invierno, camas o ropa de cama, mochilas para trasladar sus cosas, cocinillas. Se financiaron horas y exámenes médicos, documentos que van a permitir tramitar jubilaciones anticipadas o pensiones asistenciales. Tanto Erwin Luengo como Alex Carrasco y Luis Aguilera son ejemplos de ese avance. Se financió también el pago de pasajes a otra región.

Éste fue el caso de Rodrigo Fierro, quien a partir del proceso vivido en el proyecto, decidió volver a su hogar. Recuperó el vínculo con su familia, en Colbún y hoy Rodrigo viaja a reencontrarse con su mamá. Para la recepción de los bienes y servicios, todos tuvieron que sacar carné de identidad. Esto fue un enorme paso, un avance muy bien evaluado por el municipio, el que, a pesar de diversos intentos, no había logrado motivarles para que realizaran ese trámite necesario para ejercer diversos derechos. Carlos Poblete, profesional del municipio, conversa durante la ceremonia con cada asistente que se le acerca con alguna consulta, petición o novedad. El programa municipal para las personas en situación de calle es una gran ayuda, tanto porque resuelve problemas de alojamiento en forma momentánea como porque representa un contacto con una persona genuinamente preocupada por su bienestar.

Construyendo un vínculo desde el compromiso social El equipo ejecutor del proyecto estuvo compuesto por los profesionales de Corporación Sedej Patricia García, Roxana Rifo y Pablo Catalán. Fue supervisado por el profesional Ricardo Cancino del FOSIS Región del Biobío.

El equipo trabajó durante siete meses y estuvo en contacto directo con las 40 personas que participaron del proyecto. “El contacto era semanal", explica Patricia García, “para ello tuvimos que llegar a buscarlos a las horas más inusuales, cinco de la mañana, 10 de la noche. De otra forma no era posible ubicarlos”. Este esfuerzo generó como producto del proyecto un programa de georeferenciación, el que detalla la ubicación y circuitos de cada una de las personas en situación de calle.

En un principio, había que generar un vínculo para luego apoyar, a través del contacto diario, con información y acceso a redes. Se trabajaron diversos talleres, cuyos temas fueron la expresión de sentimientos, la autoestima, la higiene y la sexualidad. En este último taller se pudo constatar el alto nivel de información que tenían los participantes, relacionado en algunos casos con la formación universitaria de algunos de ellos. Una vez firmadas todas las actas, la mayoría de las veces con dificultad, pero con mucha seriedad, la ceremonia da paso a una convivencia. “Ahora vamos a un ágape”, dice uno de los asistentes. La perrita Chola entra a la sala y se hace presente con su mirada humilde y curiosa. Quizás los completos atrajeron su atención. “Ella es bien especial, sabe. Si uno le da pan solo, no se lo come. Se lo come con mortadela o mantequilla o si no, no se lo come”, cuenta Alex Carrasco. Para las personas en situación de calle, las mascotas juegan un rol crucial en su seguridad personal. Les ayudan a calentarse y avisan ante cualquier amenaza.

Por eso, el proyecto también consideró servicios de salud para los perros, desparasitándolos y vacunándolos. Y no era raro verlos en los talleres, siempre acompañando a sus amos.

Hacia el final del encuentro, todos se toman el tiempo para despedirse. Alejandro Lucero se acerca, con una sonrisa, a Patricia García. “Ahora que ustedes se van, me va a doler el corazón”, le dice. Y quizás le pase lo mismo a Patricia.

Por Carmen San Juan.

Texto original Publicado en http://www.fosis.cl/opensite_det_20090723153553.aspx

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